Solía ir a rentar películas todos los martes, al Saharis de Galerías Monterrey, sólo porque son 2×1, los precios son buenos y además de que tienen buenas cosas ahí en ese local.
Pero ahora hay un motivo más para ir a rentar esas películas todos los martes, este es el hecho de ir a regresarlas. Así es, después de tres días de renta, llega el viernes y aproximadamente a las 5:30, 6 de la tarde voy a devolverlas.
Solo para ver si está.
Una chica que no se ni su nombre, ni nada de ella, simplemente es la que me pregunta por mi número de socio, y recoge las películas. Pero hay algo que al llegar ahí me hace sonreír, es como un cliché de todas esas películas de adolescentes, siento que el tiempo se detiene y todo se vuelve borroso menos ella, que se mueve en cámara lenta acomododándose su cabello, me ve y sonríe…
Luego me pregunta -¿cuál es tú número?-
Corte, termina la fantasía, vuelvo a la realidad y balbuceo algo que seguramente era mi número, me pongo nervioso lo repito y vuelvo a balbucear, pienso que tal vez debería de aprender a hablar. Por fin puedo decirlo claramente, recoge las películas, le digo -gracias-, sonríe y dice -de nada-.
Me voltéo y me voy pensando que películas voy a rentar el próximo martes. Solo para poderla ver unos minutos como todos los viernes a las 6.
la marcha de las anorexicas 