El doctor me daba una pequeña descripción de las sensaciones que iba a tener durante la operación -ahora sentirás un pequeño temblor y que te estoy presionando, ahora sentirás como si se estuviera rompíendo una nuez.- , la verdad no sentía nada, sólo mis labios que estaban hinchados y los imaginaba tan gruesos como los de Don King.
Todo terminó y mientras mordía dos gasas ensangrentadas, intentaba comunicarme con mi madre para decirle que necesitaba ir a comprar las medicinas y de pasada rentar unas películas.
No entendió nada.
Ya con señas pude hacerme entender y nos dirigimos a Galerías me bajé compré medicinas y renté películas.
No he dejado de saborear la sangre que sale de las heridas, durante todo el día, es una sensación extraña esa de que la boca te sabe a fierro, solo la recuerdo de aquellas veces en la primaria y secundaria en que a la salida de las clases terminabamos peleándonos en el terreno de a la vuelta y desafortunadamente yo salía con tremendo golpe en la boca.